viernes, 25 de enero de 2013

Las mejores vistas del Himalaya

Cinco propuestas, con mayor o menos esfuerzo, para contemplar en Nepal la cima del Everest y el macizo de los Annapurnas, entre otras grandes montañas

Lonely Planet 24 ene (El País).- Hace ya 60 años que Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay alcanzaron por primera vez en la historia la cima del Everest. Desde entonces, el ascenso a las cumbres del Himalaya es uno de los reclamos para viajar a Nepal. Los que no sean grandes alpinistas no tienen por qué sufrir: hay otras muchas formas de contemplar y disfrutar del techo del mundo. Por todo Nepal hay vistas panorámicas excepcionales de los Himalayas y las cinco que hemos seleccionado son, sin duda, algunas de las más espectaculares, especialmente al amanecer.

El gran espectáculo del Himalaya: Daman

El pueblo de Damán sería uno más de Nepal si no fuera porque puede presumir de tener, probablemente, las vistas más espectaculares de todo el Himalaya: una impresionante panorámica que abarca 300 kilómetros de cordillera, desde los Annapurnas hasta el Everest. Daman está a sólo 222 metros sobre el nivel del mar pero allí están, casi al alcance de la mano, cumbres de más de 8.000 metros; resulta realmente inolvidable mirar hacia el norte, el oeste o el este y contemplar el techo del mundo en toda su grandeza. En el Daman Mountain Resort hay una torre mirador que regala una completa panorámica: desde el Dhaulagiri hasta el Everest.

Además de extasiarnos con la contemplación de las montañas, en Daman resulta recomendable dar un paseo por el Jardín Botánico de Montaña, que ocupa más de 78 hectáreas de bosques. Los mejores meses para la visita son febrero y marzo, cuando florecen los rododendros, la flor nacional de Nepal. Otra opción es recorrer el camino hasta el diminuto templo Shree Rikheshwar Mahadev Mandir, consagrado a Siva. Se llega por un sendero que parte hacia el oeste desde el sur del pueblo, y de camino se puede hacer una parada en un precioso gompa (monasterio) situado en un claro.

Nagarkot, ochomiles desde la cama

La prueba de que las grandes cumbres se pueden disfrutar sin grandes esfuerzos, la tenemos en Nagarkot. Está en los alrededores de Katmandú, a unos 32 kilómetros de la capital nepalesa, en un extremo del valle, y desde allí se disfrutan las mejores vistas de montaña, visibles desde la cama de muchos de sus hoteles. Este lugar es también una buena excursión desde la capital por el valle de Katmandú que, más allá de Bhaktapur, comienza a elevarse y a dejar entrever los muros del Himalaya, no visibles desde la parte inferior del valle.

Técnicamente, la mayoría de los pueblos siguientes están fuera del valle, en las carreteras a Langtan o en la frontera tibetana, pero es fácil visitarlos en una excursión de un día (o haciendo noche) desde Katmandú.

Realmente, el único interés de Nagarkot son las vistas, pero ¡qué vistas! Desde cualquier lugar despejado de la cresta se puede contemplar un panorama que abarca desde Dhaulagiri, al oeste, hasta el monte Everest (poco más que un lejano punto en el horizonte) y el Kanchenjunga al este, además del Ganesh Himal (7406 m), el Langtang Lirung (7246 m), el Shisha Pangma (8012 m), el Dorje Lakpa (6975 m) y el Gauri Shankar (7146 m).

El lugar más popular es la torre mirador, sobre una cresta de 2164 m, con unas sensacionales vistas de 360 grados al amanecer. Está a una hora a pie al sur del pueblo (4 kilómetros), pero también hay un autobús que parte al amanecer de Nagarkot Guide (250 NPR). Otro buen punto de observación es el templo de Mahakali, en una pequeña colina cerca de la zona de hoteles.

Nagarkot está repleto de alojamientos que se amontonan en una cresta que da a una de las vistas más amplias del Himalaya. Por ejemplo, el Hotel Green Valley (loveghishing_e55@yahoo.com), con una ubicación impresionante que proporciona fantásticas vistas del Himalaya (incluso desde la cama).

Pokhara, mirador a los Annapurnas

Pokhara está a unos 400 metros de altitud por debajo de Kathmandú y tiene como telón de fondo el imponente macizo del Annapurna. Entre sus cumbres cercanas destaca la del monte Machhapuchhare (Cola de Pescado, en nepalí) cuyo perfil triangular se alza sobre la ciudad. Es la única montaña virgen de Nepal, al estar prohibida la escalada en ella.

De oeste a este, se alinean el Hiunchuli (6441 m), el Annapurna I

(8091 m) el Machhapuchhare (6997 m), el Annapurna III (7555 m), el Annapurna IV (7525 m) y el Annapurna II (7937 m). Aunque el paisaje es espectacular, hay que tener en cuenta que en la temporada de los monzones, los mantos de nubes pueden tapar las montañas por completo y durante días.

El Phewa Tal es el punto de referencia de los viajeros en Pokhara y el segundo mayor lago de todo Nepal. En contraste con la gran actividad turística de Lakeside, la escarpada orilla suroeste está poblada por densos bosques, como el Rani Ban (bosque de la Reina), que dan a las aguas un profundo tono verde esmeralda. Los días tranquilos se reflejan perfectamente en su superficie, como si fuera un espejo, los picos del macizo de los Annapurnas. Mucha gente pasea a pie o en bici por la orilla o hace la caminata hasta la colina donde se eleva la pagoda de la Paz Mundial, que ofrece unas impresionantes vistas del lago con las montañas como telón de fondo.

Volar sobre el techo del mundo

Desde Katmandú, muchos visitantes no renuncian a acercarse lo más posible al Everest y a otras grandes cumbres. Una forma de hacerlo (y cada vez más popular) son los vuelos panorámicos por el Himalaya, que permiten ver muy de cerca las grandes cumbres de la espina dorsal del Himalaya. Todas las líneas aéreas locales importantes ofrecen estos vuelos de una hora de duración (por unos 170 dólares), en aviones de entre 6 y 30 plazas en las que todos los pasajeros tienen asiento de ventanilla. La calidad de las vistas depende del tiempo. Si el vuelo se cancela por causas meteorológicas, las aerolíneas devuelven el importe íntegro o reservan una plaza en el siguiente.

Probablemente, todos los que van a Nepal quieren ver la montaña más alta del mundo, y si es de cerca, mejor que mejor. Por eso, la excursión que lleva al campo base del Everest es una de las rutas más solicitadas, pero merece la pena, aunque solo sea para decir que hemos estado allí. El trekking parte desde la aldea de Lukla, a la que se regresa de 14 a 20 días después, tras contemplar (si el tiempo lo

permite) la montaña más alta del planeta: la mejor época para ello es de octubre a diciembre, después de la temporada monzónica. Se trata de un recorrido concurrido y popular con paisajes espectaculares de alta montaña, permite acercarse a la cultura sherpa, cuenta con refugios excelentes en el camino y regala estampas impresionantes, como la cara suroeste del monte Ama Dablam, de 6.856 metros de altura.

La caminata nos lleva por pueblos y gompas (monasterios) preciosos, y el amable pueblo sherpa de la región de Solu Khumbu hace que caminar por la zona sea una experiencia maravillosa. Casi toda la travesía transcurre por el Parque Nacional de Sagarnatha (nombre en nepalés del Everest), declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Aquí viven ciervos almizcleros, pandas rojos, leopardos de las nieves, tares del Himalaya, osos tibetanos y varias especies de faisanes.

La ruta de ida y vuelta, desde la inquietante pista de aterrizaje del aeródromo de Lukla, requiere al menos 14 días, aunque se recomienda contar con una semana más para incluir en el itinerario alguno de los increíbles valles aledaños, menos visitados. Si se dispone de tiempo, una forma de esquivar las masas es caminar desde Shivalaya o Jiri y volar desde Lukla. Si se vuela directo hasta Lukla, hay que programar unos días de aclimatación en Namche y Pheriche para evitar el mal de altura. Una caminata más corta, de una semana, desde Lukla, podría ser un circuito por Namche Bazaar, Thame, Khumjung y el monasterio de Tengboche.

La ruta alcanza su punto más alto en Kala Pattar (5545 metros), un pequeño pico que ofrece vistas de la oscura cara suroeste del Everest, los vecinos Changtse, Lhotse y Nuptse, así como la cascada de hielo del Khumbu, justo por encima del campamento base. El mejor paisaje de la ruta se halla seguramente en el vecino valle de Goyko, fuera de la senda principal.

http://elviajero.elpais.com/elviajero/2013/01/24/actualidad/1359022844_034747.html

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